sábado, 30 de julio de 2011

¿Por qué Teresa Izquierdo dijo que esta fue su mejor entrevista?


Fue en el taxi donde ensayamos las preguntas, esta sería su primera vez. Al llegar me dijo que se sentía nervioso, así que fuimos a la esquina y le compré una botella de agua. Le di la mano y caminamos juntos, toqué la puerta y pregunté por Elena Izquierdo, nuestro contacto. Luego pasamos al restaurante, un lugar muy agradable con muchas fotos, manteles naranjas y distintos reconocimientos, diplomas, firmas. Nos sirvieron una chicha moradísima mientras esperábamos (no me esperé semejante bebiba, sencillamente deliciosa, tradicional, limeña). Luego de unos minutos nos recibió en su cocina, no puedo explicar con exactitud lo que sentí en ese momento, ¿esa era una cocina? Sí, pero también, un armonioso campo de concentración donde distintos elementos se mezclaban felices, llegando a ser incluso, humanamente indefinibles.
Cuando ella y él se vieron, yo vi chispas, química, sabor, alegría, paz, inspiración. En memoria de Teresa Izquierda, subo esta sencilla entrevista que redacté hace algunos meses.

Dos niños en una cocina”

David Alcántara Reyes es un niño de trece años y cursa el primer año de secundaria. La señora Teresa Izquierdo es considerada un ícono de la gastronomía peruana. Para David esta es su primera entrevista; mientras que para la Señora Izquierdo, de las tantas que ha tenido, es la primera vez que la entrevista un niño.

¿A qué edad usted empezó a cocinar? 

Yo empecé a cocinar por una casualidad. Mi madre era cocinera en una casa y resulta que una vez ella enfermó y no pudo ir. Le dije que yo lo haría en su lugar. Se sorprendió mucho y después de insistir tanto, ella cedió. Desde ese día empecé a cocinar, tenía 8 años.

¿Cómo ha logrado combinar su buena sazón en la cocina con el éxito de su empresa?
Primero que en mi cocina no puede faltar, ají, ajo, pimienta, comino y cebolla; si hay todo esto, se puede hacer cualquier comida. Segundo porque las cosas se van dando, conforme el tiempo pasa. Mi éxito se lo debo a las personas que reconocen mi cocina, nada más.  

¿Se puede entender o rescatar nuestra historia a través de la cocina?
Claro que sí. Los peruanos tenemos un origen muy diverso y nuestra historia es muy profunda. Podemos conocer la historia de un pueblo con su comida, los elementos que usan, sus tradiciones. Por ejemplo, hace muchos años no existían restaurantes específicamente de la selva en Lima, hoy si los hay en muchos lugares y uno siempre aprende. Mi cocina es tradicional, valora el aporte de nuestros ancestros y rescata la comida original. Un cocinero debe tener vocación y tiene que profundizar, descubrir todo aquello que es parte de nuestra historia. 


¿Por qué cree usted que en los últimos tiempos la cocina peruana ha cobrado tanta importancia? 
Por esta nueva generación de cocineros que se han puesto de acuerdo y han sacado a la luz todas nuestras comidas, que son distintas, originales y sorprendentes. Existen muchas mujeres que como yo, saben de la riqueza de nuestra gastronomía. Yo siempre digo que detrás de Teresa Izquierdo hay muchas “Teresas” más que aun no han sido descubiertas.


¿Qué nos puede recomendar a los estudiantes de hoy del Perú?
Que la humildad no debe perderse nunca. Debemos cultivar el respeto y el orden en las cosas. Chicos, hay que ponernos las pilas y sacar adelante el Perú. Sean buenos y estudiosos, porque con el estudio se triunfa. Cuando uno quiere algo, hay que ponerse metas e ir tras ellas.

Fue un gusto para mí haberla conocido…
Y para mí también, te deseo mucha suerte y a través de ti, a todos los niños que lean esta entrevista. Te cuento que de todas las entrevistas que me han hecho, esta es la que más me gustó, ya que nunca me había entrevistado un niño. Muchas gracias.

Para David, mi sobrino. Espero que recuerdes a esta gran mujer con una sonrisa, como en la siguiente foto. No olvides lo que te dijo...





jueves, 21 de julio de 2011

Leticia


Ciudad Imperial (Tercera Parte)


Recibí un correo electrónico complicado. Dejé el trabajo pidiendo una licencia por múltiples motivos, entre ellos, el que acababa de leer en mi bandeja de entrada. Preparada para apoyar a distancia por puras ganas de hacerlo, decidí abandonar en ese instante, un proyecto que hasta esa mañana, creí que era unos de los más importantes de mi carrera.  

Confieso que me sentía intranquila, no podía disfrutar la  pureza de toda la magia que nos iba invadiendo. Entré al cuarto y las chicas aun dormían. Un día antes habíamos tenido un hermoso recorrido a caballo. Inauguramos nuestra visita con Saqsaywaman y Qenko (como mencioné en la entrada anterior, http://kunanpatty.blogspot.com/2011/07/antropologia-nocturna.html, crónica con la que espero hayan entendido y reído con mi justificación antropológica, seria, formal y veraz sobre lo interesante que es el estudio de la vida nocturna de todo ser humano).

En ese momento mi madre me llamó al celular, le dije lo que pasaba, y como siempre, ella me dijo que dejara todo lo que no me hacía feliz. Suspiré profundamente cuando terminamos de hablar. La extrañe esa mañana, y con mayor fuerza, a aquella capacidad suya de darme calma. Abrí la ventana y dije con mucha paz: Buenos días Cusco…

-¡A levantarse muchachas!, les grité adrede. Imaginarán sus caras, especialmente la de Sisy. Ese día se nos puso rebelde, ya les contaré luego qué es lo que hizo.
- Doña Patty no puede dormir sin pasarse de las seis de la mañana, dijo Hilda mientras estiraba los brazos.
- Solo me pasa en la sierra, le respondí.

No les voy a contar todavía lo que pasó ese lunes cuatro, empezaré con el día anterior, fecha ineludible porque fue cuando encontramos a Leticia, una viajera brasileña, que a primera impresión, nos pareció norteamericana y como luego nos contó ella misma, otros turistas la confundían como austriaca.

Leticia es ahora nuestra compañera y una buena amiga, que antes de llegar al Perú, cruzó Brasil y Bolivia sola. Ya la invitamos a que nos visite nuevamente. Quedó pendiente comer un buen cebiche (porque ella si come pescado más no carne).  Nos hubiera gustado haberla despedido con un abrazo pero no logramos coincidir. Ella emprendió el viaje hacia Machu Picchu cruzando el Salcantay (ubicado en la cordillera de Vilcabamba a más de 6 200 msnm) en una caminata de casi cinco días. A nosotras nos agarró la noche estrellada y la preciosa luna en la ciudad perdida en Pisaq, no llegamos a nuestra cita en la plaza aquel 8 de julio. Queremos volverla a ver e intercambiar experiencias…

Amigo lector acabo de darme cuenta que este artículo se ha extendido por razones, en lo particular, hermosas…creo que es mejor contarles nuestro segundo día en Cusco en el siguiente post.

Les dejo una foto de nuestra querida Leticia en su “silla de piedra” en Saqsaywaman:
  
Sisy me pasó esta canción, las palabras sobran...Gracias por leer por este blog


Antropología nocturna


Ciudad Imperial (Segunda Parte)
Y pensar que en la entrada  anterior sobre de mi visita al Cusco
(http://kunanpatty.blogspot.com/2011/07/aterrizo-en-cusco-con-mis-kunan.html) puse una foto de mi mano junto a la ventana del avión. Nunca pensé que justamente esa mano sería el motivo perfecto para el retorno. Pero como les dije…ustedes se darán cuenta en la marcha sobre los acontecimientos sucedidos. Aun sigo aquí en Lima, planeando poco y soñando mucho. Nada está dicho.

Sostengo que las tres tenemos una antropológica fijación por recorrer bares. No se rían. Manifiesto que es antropológica porque no hay nada más interesante que estudiar al ser humano en su esfera nocturna, con múltiples motivaciones externas, observando cómo es su evolución mientras las horas pasan y los insumos que consume lo transforman. Somos seres divinamente sociales, aunque debo confesar que muchas veces suelo convertirme en isla. Pero en este viaje no, estábamos en el Cusco y  me sentía liviana, inspirada; además, al día siguiente (3 de julio), empezarían las celebraciones por el Centenario del Descubrimiento al Mundo de Machu Picchu y también nuestro recorrido por Saqsaywaman y Qenko.

Ritos sin mitos

No sé si Hilda y Sisy se han dado cuenta de esto, pero las tres, asumimos roles distintos ni bien llegamos a un centro nocturno. Claro que no toda la noche, luego la versatilidad aflora espléndida. Y es así el ritual: mientras yo miro techos y busco donde sentarme, Hilda empieza a bailar sola y Sisy se acerca al bar a pedir la carta. Luego Sisy trae las novedades, Hilda revisa los precios y yo observo a la gente. Después y como siempre empiezan con sus chilcanos y yo decido tomar recién a partir de la siguiente ronda. Las dos me hacen probar sus tragos y les digo que detesto el chilcano, pienso en ese momento en mojitos. Pido una cerveza aunque siempre añoro mi caña cajamarquina: “Como no tengo un poquito aquí para el frío”; recuerdo que en mi último cumpleaños no la probé y me sentí menos animada. Puede parecer extraño que me guste este licor con “tan mala fama” (muchos se horrorizan, especialmente las señoritas, cuando les respondo que mi trago favorito es la caña pura). Creo que heredé la afición de mi abuelo dice mi madre, un campesino de gustos contundentes como yo, otra campesina . Esto de la genética es una maravilla...

Luego de instalarnos en el hotel y desordenar todo, nos vestimos y fuimos a la Plaza; estábamos esperando a nuestro querido Miguel, fotógrafo del diario La República, compañero de aventuras universitarias y entrañable amigo que veríamos después de largos meses. Miguel llevaba pocas semanas de haber sido  transferido al Cusco, antes había estado en Arequipa trabajando para ese mismo medio.  Chero es su apellido materno y es así como lo llamábamos de cariño. Esa noche nuestro estimado fotógrafo, sí que nos hizo esperar…

Dimos muchas vueltas por el centro de la ciudad, comimos en un lugar de comida barata pero horrenda (felizmente fue la primera y la penúltima vez, la siguiente fue en una chichería en Pisaq donde no se si eran comensales ebrios o antropófagos los que nos miraban).

Volvimos a la plaza. Justo en ese momento, la banda de la Policía Nacional tocaba unos huaynos de Ayacucho y Apurímac. Unas señoras nos jalaron a la ronda, parecían cusqueñas; primero se unió Hilda, luego yo y después nosotras jalamos a Sisy. Entramos en calor…fue muy rico. Al terminar, pasaron los minutos y no fue suficiente, el frío nos empezó a consumir y Chero que no llegaba. Compramos una pequeña botella de ron y volvimos a la plaza, nos la bebimos con té. Allí sacamos nuestras primeras fotos, luego se acercaron dos argentinos hermosos que vendían trufas rellenas de plátano…les compré tres.

Luego vimos algo increíble, a la salida de la Iglesia Principal frente a la Plaza del Cusco, empezaron  a sonar una sirenas, de pronto, el cuerpo de bomberos se alineó y formaron un túnel de mangueras y en medio de las llamas, pasaron los recién casados…que increíble escena aquella…luego dieron vueltas a la plaza, la novia parecía nerviosa, mucha gente se acercó, aplaudimos. Sisy se juntó a las llamas para calentarse y le pidió al bombero que no las apague, él dijo que por seguridad tenía que hacerlo. Reímos...

A lo lejos un despeinado

Miguel, Sisy, Hilda y yo
Finalmente a la distancia vi un rostro, unas gafas, un cabello desordenado, una sonrisa. Lo abracé con todo mi cariño. Noté que a  Sisy e Hilda les brillaban los ojos. Sonreíamos los cuatro con cierta complicidad…No recuerdo que nos dijimos, solo sé que olvidamos la larga espera, cruzamos la plaza y nos fuimos en busca de calor, esa noche nos presentó a sus nuevos amigos, con quienes visitamos varios lugares: La Vecindad (donde tomamos el famoso “Té Piteado”),  la puerta del Té Macho (que no entramos porque los chicos consideraron una ofensa que se cobre por entrar pero que volvimos días después con mi hermano Cristian) y finalmente el “Kamikase” (donde se presentó el Grupo Arco Iris , uno de los más representativos del Cusco y que nos encantó).


Kilométricos deseos

Esa madrugada nos fuimos temprano. Dejamos a Chero y sus amigos en pleno baile. Hilda conoció a un canadiense que hablaba como argentino, gustaba de  trabajar en las pampas de ese país y que partiría al día siguiente a no sé dónde. Él le dijo que no deje de ir a Chincheros…que era un lugar precioso y en definitiva no se equivocó. Chincheros fue mágico e imborrable, pero lo recorrimos en nuestro sétimo día y es una historia que se merece unas líneas aparte.  

Dormimos. Al día siguiente Sisy amaneció resfriada…no tienen idea lo gracioso que es verla dormir (extrañamente adorable). Así seguimos con los rituales: Me levantaba a las seis de la mañana, abría la ventana que daba a la calle y decía “buenos días Cusco”. Hilda se despertaba con el vientecillo frío que entraba luego de que abría la ventana. El mal humor de Sisy por las mañanas se convirtió, al menos para mí, en  legendario. Ahora me pongo a pensar que si el halo de su influencia hubiera imperado en el grupo, no tengo la menor duda que casi el 50% de los días de nuestra estadía en tierras cusqueñas nos la habríamos pasado durmiendo. Felizmente no fue así…debo contar con orgullo que caminamos entre 5 a 7 km diarios recorriendo todo el Valle Sagrado de los Incas. Adoré caminar con las chicas…en la diversidad está el gusto. Las dos son indescriptibles para mí...

Nos enamoramos del Cusco...que maravillosa sensación enumerar las razones y a las personas que conocimos. Pero esto en el siguiente post.

Continuará…

Les adjunto las respectivas fotos debajo y otro enlace con el Grupo Arco Iris que me parece importante difundir. Mil gracias...


Hacía mucho frío esa noche.



Todos juntos en la "Vecindad"

Yo, Wendy (fotógrafa)  y un amigo del Cusco
Felices todos...


Con esto me refería a los techos



Beirut...me quita el sueño

Estoy profundamente enamorada de esta canción…con la libertad de la melodía y con la intensidad de estos músicos deliciosos…con ustedes: 
Beirut

Para Dora

Los sueños de mi madre

Madre.
Cuando estás dormida,
gritas unos suspiros
tan profundos. Como el sonido
de las olas al alba de mi pecho.
Y lloras… te envuelves
en misterio,
derramas lágrimas
al lado izquierdo del verso.

Estás triste a oscuras,
sin luna.
Sus hojas verdes,
muy verdes. 
La viga viaja despacio y despacio.

Madre. Al dormir
no despiertas.
Estás triste...

Patricia Reyes Ávila
Poemario: "Madera" 2006

Madera: A los amores de mi vida...

Madera

¿Dónde te hayas?
Escondida en cada bosque,
 entre corteza y corteza . Árbol.
Gorjeo de pajarillo roto,
duermes triturada de tanto olvido.
 ¿Perdonarás el crepuscular abandono
de la mitad veleidosa de la vida?
Si somos puertas de este mundo
y sobre tu cuerpo me deslizo;
canto, grito y lloro
por el camino  incertidumbre 
de las noches frías. Congelada.

Madera.
¿Dónde te hayas?
Sobre tus manos ofrecidas,
 en la espesura de estas tierras y  el balsámico olor
de hombre adolorido.
  
Madera…mariposa atigrada,
enredada entre cuerdas
de manos quebradas valientes
 y dedos violentos de caricia;
 mezclada con las hojas verdes
 donde el pueblo esmeralda
 descansa compungido.
Tu pueblo y el mío. Huanta.

Madera. En el cuello cargas
  la herradura negra del caballo de la noche,
que encabritado rebuzna bohemio
la pasional razón de su melancolía.
Sus rieles siguen el camino
del sol de Lima en primavera,
unidos  al recuerdo de tus níveos brazos
acostándome en la cama prestada
de Montserrat fantasma;
entre el metal de los vagones
y el cementerio de los perros.

Madera de mi cama agitada
 entre tus largos cabellos estrella azul
 de los novecientos kilómetros y tambos de colores.
Con el blanco suspiro del camino desierto,
 sobre paredes encantadas de sillar espacioso.

Mi corazón palpita al acercarme  a ti,
cajón negro y latido.
 El corazón se quiebra al encontrarte madera;
cada  golpe avizora
el camino iluminado del amor.

Eres la nave en la que te fuiste padre
 al encerrar tu cuerpo enjuagado de lágrima y flor
en aquél octavo cementerio
de la ribera pobre del cielo.

Madera amazónica que flota en el río
y detiene una roca.
Madera collar galáctico suspendido en el cuello,
navegas por el pecho y el corazón guía.
Madera liza donde la madre
 sostiene el alma.
Te toco tres veces para que la muerte
 deje de merodear el hogar por las noches:
Madera. Uno.
Dos. Madera.
Madera. Hemisferio desconocido,
zarparé en tu búsqueda.

Con su olor descanso madrugadas eternas,
mientras el círculo gaviota no se cierra.

Madera prólogo de imágenes repartidas
 en estos días en los el cuerpo agoniza.
Sonriente  y tibio agoniza,
canta y agoniza,
sueña y salta su agonía.

Naufragaré.
Flotarás madera,
 poesía inclinada, silenciosa y valiente
 esperanza abierta de los días.
Patricia Reyes. Poemario "Madera" 2006

Bebida ancestral

La Chicha de jora

Si usted alguna vez, observa una bandera blanca ondeando en una puerta del caluroso Piura… ¡deténgase! Es una chichería. Aquí le brindarán una fresca y espumante bebida servida en poto. Sáquese el sombrero, está usted ante la respetable, chicha de jora.

Esta bebida ancestral, elaborada de la jora o el maíz fermentado llegó a convertirse en la bebida predilecta del Inca y de todo el Tahuantinsuyo. Se le atribuye a la chicha de maíz, de procedencia costeña, una íntima relación con el culto a los dioses y un prodigioso vínculo con la fecundidad.  Se sabe que los conquistadores españoles, temerosos de lo desconocido, prohibieron la utilización de esta bebida estrechamente enlazada con la libertad.

La  chicha de maíz en la actualidad es el eje central de la vida cotidiana del Bajo Piura. Aquí, se bebe chicha todo el tiempo: en el descanso, luego del trabajo, en todas las fiestas familiares y religiosas. En el caluroso y tradicional distrito de Catacaos,  donde aún se negocia e intercambia con chicha de jora diversos productos, famoso es el clarito de “la flor de la chicha” y deliciosa la chicha blanca que se “asienta” en los cántaros.

Por Patricia Reyes
Publicado en la “Guía del Viajero Tomo 9, A TODA COSTA: Tumbes y Piura” de Wust Ediciones, julio 2008.

miércoles, 20 de julio de 2011

La mujer en el Tahuantinsuyo

Killa

Si el dios Inti o Sol era la figura masculina del incario, la mujer estaba representada por la Mama Killa o Luna. En el Tahuantinsuyo, tanto el varón como la mujer fueron complementos el uno del otro. Otros cultos a las divinidades femeninas fueron a la Pachamama (tierra), la Mama Cocha (mar), la Mama Sara (maíz), la Mama Acxo (papa), entre otros. 

Tutankunapi chayamun Mama killa,
quyllurkunawan qununakunampaq
paymi takin girrirucunapa willakuyninta
kuska warminkunawan tawantinsuyuta ruraqku
achikiayta unanchasqa Inti rikurimun
mama killa warminta punuchiq kaq
kuyaqta, payrayku aqchiq

“Por las noches llega la Luna,
a juntarse con las estrellas
ella les canta las historias de los valientes guerreros
que junto a sus esposas construyeron los cuatro suyos.
Al amanecer el poderoso Inti aparece,
deja dormir a su esposa la Luna
a quien quiere, por quien brilla”.

Aunque tradicionalmente los documentos y crónicas contienen muy poca información sobre el rol de la mujer durante el incanato, y se pensó que su labor estuvo relegada tan solo a las labores domésticas, diversas investigaciones han demostrado que la mujer en el Tahuantinsuyo tuvo un rol trascendental en la sociedad andina antes de la llegada de los españoles.

La coya
Fueron las coyas, las esposas principales y hermanas del Inca. Se sabe por distintas investigaciones que las coyas tuvieron una participación fundamental a la hora de manejar temas importantes del gobierno inca. Motivo por el cual, las mujeres curacas (o jefas de pueblo) y las acllas (mujeres elegidas para ser rendir culto al sol), rendían los honores a la gran esposa del Inca, considerada hija de la Luna.

Durante la fiesta de la Coya Raymi (Fiesta de la Reina), celebrada antiguamente en el Tahuantinsuyo durante los meses de agosto y setiembre, se rendía honor a la Luna o Mama Killa, y donde la Coya se convertía en sacerdotisa principal.

En este celebración, que respondía a un ritual donde se purificada la tierra y en donde se “expulsaba” los males subterráneos se preparaba así a la pachamama para el inicio de las labores agrícolas.

Aswan sumaq machu warmi
 killapa warmi churin,inkapa warmin
raymiman lluksimun kusikuq
allpata chayachimun rurunkunamanta
unquykunata manchachiq kallpanwan.


 “La mujer más valiente y hermosa,
hija de la luna y esposa del Inca
sale a celebrar su fiesta,
prepara a la tierra para de sus frutos
y espanta los males con su fuerza”. 


Las escogidas

Las acllas fueron mujeres escogidas entre los 8 y 10 años de edad que venían de todas partes del Tahuantinsuyo, separadas de sus familias y que eran puestas al servicio del Estado o de las labores religiosas en el “aclla huasi” o “casa de las escogidas”, en donde eran cuidadas por las mamaconas. Aquí las acllas aprendían distintas labores desde la preparación de la chicha de jora o maíz para las ceremonias, las comidas ceremoniales, la elaboración de tejidos muy finos, entre otros. Las acllas podían dividirse en distintas categorías según sus orígenes:

Las Yurac Acllas (consideradas las esposas del Sol, procedían de la nobleza  inca), las Huayrur Acllas (muchachas hermosas entre las cuales el Inca escogía a su esposa secundaria), las Paco Acllas (eran las escogidas para ser esposas de los curacas o jefes guerreros),  las Yanac Acllas (que cumplían funciones de servicio) y las Taqui Acllas (escogidas por su talento con el canto y quienes alegraban las fiestas de la realeza que vivía en el Cusco).

La auca warmi

A diferencia de las mujeres que provenían de la nobleza, las auca warmis lo hacían de las clases populares, participando directamente de las labores agrícolas (principal actividad incaica), donde según la tradición andina, solo las mujeres podían manipular las semillas y arrojarlas a las fosas que eran abiertas antes por los hombres.
Estas mujeres además, estaban a cargo del cuidado de los hijos y de las labores propias del hogar.

Warminataq killapa wawanmi
inkapa warmin
sumaq sipas
raymipa takin
warmi allpapi tarpuq
 hinaspa apamun intipa churinkunata pachamamapi tiyaq.

“Y la mujer es hija de la luna,
esposa del inca,.
hermosa doncella,
canto de fiesta,
mujer que siembre la tierra,
y trae a los hijos que pueblan la tierra del sol”.

Por Patricia Reyes Ávila

Traducción de poema “Mama Killa” - Fredy Ortiz Carrasco, vocalista del Grupo “Uchpa”
Publicado en la Agenda Escolar “Aguiluchos”, marzo 2011.
Imágenes: The Incas by Tim Wood , Printing in Belgium – 1996