lunes, 1 de agosto de 2011

Cusco cosmopolita


Ciudad Imperial (Cuarta Parte)


Ahora sí…tal como escribí en la entrada anterior (http://kunanpatty.blogspot.com/2011/07/leticia.html), me toca contarles el segundo día en la Capital del Imperio, con mis queridas compañeras. Meses antes, no me había dado cuenta de lo que me estaba perdiendo. Recapacité, me salí de la burbuja y volví a encontrarme. Escribo este blog porque detrás de la pantalla hay alguien que lee estas sencillas formas.Muchas gracias…
Concentradísimo...esta es la foto portada.

Fue Hilda quien empezó con “el me enamoré, me enamoré”, cada vez veíamos pasar a un chico bonito. Luego empecé a seguirla como jugando…después sí que me la tomé en serio, hasta hice un “catálogo”. A Sisy le molestaba el juego. 
Cusco es sin duda alguna, la ciudad más cosmopolita de nuestro país, y como ciudad de ese orden, pienso que su magnetismo es asimilado de diferentes formas. 

Volviendo a Hilda, puedo afirmar con seguridad (y complicidad), que ella sí se enamoraba. En el transcurso de los días, cada vez que soltaba el “me enamoré”, lo hacía con amor, con cierta intensidad; sus ojos brillaban y hasta la veía emocionarse. Mientras que las tres cruzábamos la plaza esa mañana, la miré de reojo y pensé: ¿qué interesante debe ser enamorarse cada treinta segundos no? Sin cruzar palabras, con la suavidad de la mirada, con 
una sonrisa, lejos de las expectativas…aunque con Hilda, nunca se sabe.

Pero en el Cusco sí que hubo tipos y grados de amor para ella; aquellos con quienes conversó, sonrió, coqueteó y hasta incluso, dejó que se le perdieran. Puedo mencionar a cuatro como los más importantes: el español de cabello café y sonrisa bonita, un alemán loco de ojos azules, el colombiano amable que conocimos en el poblado de Machu Picchu (antes llamado “Aguas Calientes”), y quien nos defendió de unos israelitas belicosos que casi nos incendian a Sisy y a mí en la cola para subir al bus que nos llevaría a la ciudadela de Machu Picchu, y finalmente, el chileno hippie que vendía cositas frente a una librería en donde encontré el libro del “Cangrejo de colores”. 

El domingo 3 de julio fue nuestra primera mañana en el Cusco. No entiendo por qué, no tomamos desayuno; ese día habíamos salido muy tarde del hotel. Nos detuvimos cerca de la controvertida estatua del Inca en la Plaza de Armas que enfrentó a la Municipalidad del Cusco vs la Dirección Regional de Cultura; las personas hacían largas colas en una alfombra roja para tomarse una foto, a nosotras nos dio flojera y lo dejamos para otro día.

Decidimos ir hasta Saqsaywaman y Qenko a pie. Cómo se notaba que nuestro físico era pésimo, sin embargo, considero que fue un dulce sufrimiento que mejoramos increíblemente con el pasar de los días. Al subir, vimos una graciosa situación: un perro sumergido en el encantamiento de una cajita de pollo del KFC. “Ese es el Cusco Cosmopolita” les dije. Hilda capturó la escena de inmediato. Seguimos subiendo y hasta que doblamos la esquina, el perro nunca sacó la cabeza de la caja, no tuvimos el honor de conocerlo mejor y claro, nos fue imposible interrumpirlo. 

Llegamos a una altura considerable y frente a nosotras, la ciudad; el centro, nuestro hogar por casi doce días, la obra magnética que nos mantenía alejadas del trabajo, la tensión y todas las nostalgias. Hoy tan lejos, mantengo una arraigada añoranza por extraviarme gustosa por sus calles. Soñé hace unas madrugadas que corría por ellas de noche y pensaba en serpientes de piedra, luego en una esquina, aparecía una figura intensa. Al despertar, sentí haberme remojado en un néctar delicioso que me gusta relacionar con la frutillada (chicha cusqueña a base de fresas) no sé por qué.

Tomamos unas panorámicas. El día estaba lindo y el sol decidió acompañarnos. Muchas personas nos dijeron que el clima cusqueño sufría alteraciones atípicas por esos días. Seguimos el camino y nos abordó un criador de caballos ofreciéndonos un paseo por las inmediaciones del Parque Arqueológico de Saqsaywaman. Su nombre era Diego y su insistencia fue colosal. Finalmente nos convenció y obtuvimos un buen precio (la mitad de lo ofrecido inicialmente).

El centro de la ciudad
Sus laderas
Esa foto nos la tomó Diego, "el insistente"
Preferimos coger un taxi y fuimos a su rancho, allí conocimos a quien sería nuestro guía. Mientras esperamos que nos alisten los caballos, un artesano nos vendió a Hilda y a mí, unas chakanas verdes que luego se convirtieron en divinas (no exagero con esto, ya les contaré la razón). Luego Sisy nos reclamó por qué no le habíamos dicho sobre la compra del amuleto.
-¡Qué extraño, estabas presente Sisy durante la explicación!, le dijo Hilda.
- Nada que ver, no escuché nada, respondió.
- Lo que pasa es que estabas distraída preguntando por las pipas que finalmente nunca compraste, le dije; terminando la frase con el apelativo dulcemente andinizado que le puso nuestro amigo Freduchpa y como me encanta llamarla: ¡Sisyta!

Antes de subirme sobre “Chispas” le acaricié el hocico. Mi caballo era medio bajito y muy manso. Me vi en sus ojos y a través de ellos; una mujer aun triste, confundida, preocupada. Nos fuimos por un camino de barro, cruzamos un bosque de eucaliptos hasta que llegamos a un pampa y cabalgamos sintiendo la inmensidad del paisaje. Le agradezco a “Chispas” por ayudarme a sentir, mientras lo montaba, aquel hermoso camino de esa manera. Creo que no olvidaremos con facilidad ese día ninguna de las tres. Allí Hilda también se enamoró de varios jinetes que nos íbamos cruzando por el camino.

Referencias saludables...
Hilda y su caballo, cuyo nombre en quechua no recuerdo ahora...
Ella es Silvia, Sisy o Sisyta...montando su caballo que era el más "guapo" de los tres
Chispas y yo
Nuestra primera parada fue en un lugar maravilloso donde se rendía culto a la Killa (Luna) y a la fertilidad. Dulce lugar frío y místico. Nos sentamos en una piedra que revolucionó nuestras profundidades, nuestra matriz. Lo pienso, lo siento y lo aseguro…



Un lobo en la pared
Qenko por su parte fue otra sensación maravillosa. Dejamos los caballos, le volví a tocar el hocico a “Chispas” y le dije adiós. Antes, imaginé una escena sobre aquellos pastizales que el viento acariciaba esa tardecita: una casita pequeña, aquel caballo, un perro, la noche estrellada, la soltura del silencio.

Ubicado a 3 km de la ciudad del Cusco, Qenko es un santuario religioso cuyo nombre significa “Laberinto”. Esta maravillosa caverna semicircular, con pasajes subterráneos, mesas donde se realizaron rituales y en los que, logramos descansar a nuestras anchas, fue allí donde pude sentír, un estímulo de aquellos…energía pura, poderosa.
Qenko
Jugamos en aquel laberinto, reconocimos señales y  fotografiamos instantes. Hilda se enamoró casi veinte veces en total. Sisy caminó más de lo que esperaba. Nos fuimos para Saqsaywaman; en el camino, un grupo de fotógrafos argentinos hacían su trabajo con unas modelos delgadísimas utilizando al Qenko como fondo. Caminamos por la carretera, Hilda nos hablaba de sus dilemas, nosotras aconsejábamos. Al costado del camino, un bosque de eucaliptos; les pedí que me tomaran una foto.
Estos eucaliptos también son visitantes que se quedaron enraizados en el Cusco


Tenemos un profundo parecido...
A lo lejos la imponencia de Saqsaywaman, pero decidimos ir antes hasta el Cristo Blanco, allí el cielo confabuló para sacar la siguiente toma:

Cristo Blanco de la ciudad del Cusco (a pocos metros de Saqsaywaman)
Mil gracias, Saqsaywaman en la siguiente entrada. Dejo que las imágenes trasmitan y se adapten a sus impresiones. En tan pocos días de creado este blog, las visitas superan las trescientas, mi profundo cariño…

Hilda en la entrada hacia la caverna de Qenko

Sensaciones formidables (Qenko)

Dentro de las cavernas, en una especie de mesa ceremonial

Sisy a las afueras de Qenko. Sí, ella es la de la pipa...


Oliendo florecitas...

Buscando el camino...

Esa chica en medio de la carretea soy yo...

Camino caminito...
Mi favorita...



10 comentarios:

Anónimo dijo...

Si que han caminado bastante, por lo que cuentas. ¿Y sentían cuando les faltaba aire para respirar?

Unknown dijo...

Lo sentíamos sabes. Sisy maldecía al cigarro todo el tiempo. Los días pasaban y nos íbamos acostumbrando...respirar bien se convirtió en nuestro ejercicio favorito.
Gracias por leer este blog y multiplico la gratitud por comentarlo.

Yovy dijo...

Este post me anima a visitar Cusco! Quiero ir a Cusco!

Unknown dijo...

No hay pretextos querida Yovy para dejar de visitar aquel lugar.

Letícia Ribeiro dijo...

¡Qué hermoso día!
Tengo ganas de caminar el Cusco de nuevo! Con ustedes!

Unknown dijo...

Querida Leticia...nosotras también, no lo dudes...

Anónimo dijo...

Siii maldecía el cigarro! Si, Leticia pronto nos juntaremos ;)

Sisy dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Sisy dijo...

Acabo de recordar la insistencia de Diego y le comenté a Hilda en ese momento no le digas nada al final nos cobrará la mitad y así fue! :)

Unknown dijo...

Hola, tuviste que pagar el boleto turistico para poder entrar a los centros arqueológicos?