miércoles, 24 de agosto de 2011

Saqsaywaman cometa


Ciudad Imperial (Sexta Parte)
Esta hermosa imagen tenía que ser nuestra foto portada...


Luego de “comunicarnos” con el Cristo Blanco de aquella cima cusqueña, bajamos hacia Saqsaywaman (a unos pasos). Mientras descendíamos, las tres conversamos sobre la controversia que se desató en esos días y que ajustaba a otro monumento similar:“El Cristo del Pacífico”, gentil regalo de nuestro anterior Presidente ególatra, que hizo posible su “sueño personal” gracias a la gentil colaboración del consorcio brasilero Odebrecht. 

Encendidos fueron los mensajes que enviamos a palacio y es mejor que no los transcriba. Siguiendo con lo nuestro y como hicimos siempre, cada vez que visitamos los once sitios arqueológicos recorridos por aquellos días, enseñamos nuestro ticket en la entrada principal. Nunca en mi vida había sentido tan útil a mi DNI (Documento Nacional de Identidad), porque en el Cusco, lo mostré mucho, todo el tiempo. Verificaba cuatro o cinco veces mi mochila. ¡Sí, aquí está!, qué alivio… 

“ ¡Oye rayo, atraviesa lento!”

Empezamos por sus pliegues, por sus angosturas quebradizas, por el Mirador de la Cruz. Allí, un grupo de adolescentes norteamericanos, sonriendo…jugando. Ya no soy adolescente, pensé. 
Ninguna de las tres propuso el recorrido, creo que no queríamos ver las cosas tan rápido, sino de pocos…para sentir y no dejar que la corriente nos fulmine tan pronto, como si le dijéramos: “¡Oye rayo, atraviesa lento!”. 
Mirador...
Camino y regreso
Seguimos con los recuerdos profundos...

Irremediablemente, a cada paso, con el color del tiempo y la tierra…todo florecía. La melodía de un charango se recreaba en mi mente: ¡Saqsaywamampi, pukuy pukuycha!, y no tenía otro remedio que ir tarareándola. Aunque empezamos el recorrido de la fortaleza por detrás, ya estábamos todas locas pero en absoluto silencio. Iban a dar las cuatro. 

Casi a las cinco 

Empezamos a sentir los bloques gigantes. Nos juntamos a sus murallas y acariciamos un calor bendito, su energía…te abracé “Halcón saciado” (significado en español de Saqsaywaman) y me saciaste infinitamente. 

Llegamos a la plaza de Chuquipampa (a la explanada). Imaginé la celebración del Inti Raymi (cada 24 de junio), me prometí a mí misma estar en ese lugar el año siguiente y todos los posibles. Comimos un pan gigante en la pampa. Adoramos la tarde. Me enamoré otra vez, nos elevamos. No lloré en ese momento, pero ahora si lo hago ¡cómo te curan las piedras!, ¡cómo te curan! 

Lo que más impacta de Saqsaywaman es sin duda, la precisión con la que fue construida. Se estima que su edificación duró 77 años (entre 1431 y 1508), en los reinados de Túpac Yupanqui y Wayna Qhapaq, y destruida a partir de 1537 hasta 1561, convirtiéndose en cantera para la construcción de la Catedral, templos y casas españolas. 

Resbaladera de piedra

–No me puedo ir sin deslizarme en la resbaladera de piedra, dijo Hilda. 
– ¿Sisy por qué no quieres comer el pancito?, le pregunté. 
– No sé, respondió. 

Fuimos a la resbaladera. Vimos como unos chicos algo ruidosos se lanzaron. Dejamos que se alejen, luego seguí yo. Me acobardé y me lancé hasta la mitad. “Mejor voy abajo y las ayuda a no caer”, les propuse y aceptaron. Al final había un charco y una piedra en el medio. “Espero que no se caigan”, pensé. 
– ¡Hilda!, levanta las manos, yo las cojo y te impulso para que no caigas. Así fue, buen lanzamiento el de Hilda. Luego que tocó el turno a Sisy. 


Aquí debo hacer una pausa necesaria: ¿A veces no les pasa, que sienten antes de hacer algo, que por algún factor, las cosas van a salir mal antes de empezar? Eso sentí en aquel momento al ver el rostro de Sisy: “Ya sabe que se va a caer”, pensé. 
– ¡Sisy, levanta las manos! , hazlo con seguridad, le grité. 
Miró hacia los dos costados. Frunció el seño, mala señal. Se acercó un poquito antes de tirarse, nos miró a las dos. “¡No te eches!”, le volví a gritar. Pero fue tarde…la vimos lanzarse, y aunque les juro que intenté ayudarla, nada pude hacer. Su caída fue tan increíble, que aun no puedo borrarla: ¡Se sacó el diablo! (como dice siempre una encantadora cajamarquina muy amiga nuestra). Se mojó toda la ropa, se dobló el pie, cayó de rodillas. 
Perdóname Sisy, pero hasta ahora pienso que debí grabarte, hubiéramos ganado de lejos cualquier concurso de TV. Claro, luego de socorrerla como se debe, dejé que mi risa saliera y corra con libertad, Hilda y yo nos reímos muchísimo…para suerte, la afectada nos acompañó en la burla…reí y reí , no podía contenerme. 
Lanzamiento a medias...
Felicidad en los ojos de Hilda. A su lado Sisy, pensándola...
Re-encuentros 

Seguimos caminando extasiadas. “Ya cállense caramba, dejen de reírse”, dijo una Sisy aun risueña y adolorida. A lo lejos una chica sola, distinta, con una vibra bonita…tomando fotografías. Ya más cerca, aquella visitante le pidió a Sisy que le tomara una foto. Nos contó que estaba sola y que no había podido tomarse una donde ella estuviera y que deseaba hacerlo en una de esas sillas de piedra. Así lo hizo, Sisy tomó unas y nosotras otras, a la fotógrafa mojada y a la fotografiada de la silla, cuyo nombre es Leticia. 

Caminamos juntas de vuelta a la ciudad. Leticia se hospedaba en la “Resbalosa”, en el barrio de San Blas. A veces, es muy loco cuando pasan ese tipo de cosas porque al verla, pensamos primero que era norteamericana y segundo, que este era un re-encuentro con aquella persona que por esas casualidades del destino, le tocó nacer en Brasil y que debimos volver a ver a esa hora y en ese lugar, otra vez. 

Hoy tan lejos de esos días, seguimos muy cerca de Leticia. Ella y yo, escribimos hace poco, un artículo sobre la negritud brasileña para una revista y que compartiré en este blog seguramente. Gracias Leticia, tenemos que volver a abrazarnos y caminar por las pampas, encontrar pueblitos “perdidos”, invitarte al rincón que conquistaremos en el Cusco próximamente y claro, recorrer las calles de Sao Paulo…contigo, amiga nuestra.
Sisy  mojada y Leticia acomodándose en su "silla de piedra"
¿Por qué “Saqsaywaman cometa”? 

Llamé por teléfono a Hilda una noche y le dije: “Sabes nena, ayer nos soñé (a tí, Leticia, Sisy y a mí) en Saqsaywaman volando cometas ¿te gusta la idea?” 

Al día siguiente, le envié un mail a un chico que re-descubrí en una biblioteca; le pregunté: ¿Ya que tú vives hace ocho años en el Cusco, me podrías decir, cuál es la temporada donde los vientos son más fuertes? 
Entonces Juan me respondió: “Agosto. Es el mes en el que los padres llevan a sus hijos a Saqsaywaman para que hagan volar sus cometas”. 


Por Patricia Reyes Ávila 


PD: Gracias…superamos las 1000 visitas hace algunos días a pesar de la ausencia. Dos abrazos y que estos se vayan multiplicando más y más… 

A lo lejos...la ciudad
Cristo Blanco...
Hilda y Sisy...

Las piedras son muy cálidas...te cuentan muchas cosas

Pan gigante

Llega la noche...

Hola Hilda...
Camino y descanso

Que linda es esta foto: Sisy muy sonriente, antes de...

Hilda "punku"

Mi favorita...





2 comentarios:

KB dijo...

¡Qué genial la pasaste! Ya quisiera una haber estado ahí paseando entre las alturas y riendo para toda la semana.

KB

Unknown dijo...

Linda Karla...lo único que necesitas es tirar todo por la borda!!!!!! jajjajajaja